Las enfermedades de los genitales externos en las niñas presentan grados variables de incidencia y complejidad, muchas de ellas diagnosticables antes de producir síntomas. Independientemente del tipo de patología y la edad de presentación, la exploración ginecológica, representa la base sobre la que descansa el diagnóstico clínico en su mayoría. Es necesario hacerles entender a las madres, sobre la importancia de dicha exploración y, advertirles que las niñas pueden ser examinadas, cuidando su privacidad y pudor, sin sufrir traumas físicos o psicológicos. Antes de intentar el examen de los genitales, se debe contar con la aprobación de la paciente y de sus padres, quienes obligatoriamente deben estar presentes (al menos la mamá). Deben evitarse exploraciones traumáticas o dolorosas, o sujetar a la niña para forzar al examen al que se resiste. En las niñas en quienes no se logre su colaboración, es recomendable el examen bajo anestesia en sala de operaciones.
Se describirán algunas de las alteraciones que afectan los genitales externos de las niñas; haciendo especial énfasis en las observadas en la práctica profesional por el cirujano pediatra.
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