El cuidado de la herida operatoria es importante para reducir riesgos de infección, evitar el desarrollo de complicaciones, facilitar el proceso de cicatrización y ayudar al niño a regresar a sus actividades cotidianas lo antes posible. Dichos cuidados se inician antes de operar, cuando el cirujano limpia el área del cuerpo con soluciones antibacterianas y en algunos casos indica antibióticos por la vena para evitar infecciones. En la mayoría de los niños, luego de finalizar la cicatrización, dicha herida se convertirá en una cicatriz imperceptible.
Aseo de la herida
Gran parte de los niños sometidos a procedimientos quirúrgicos, egresarán a sus casas una vez superados los efectos de la anestesia, mientras que, aquellos sometidos a cirugías mayores, muy probablemente requerirán permanecer en el hospital durante algunos días; en cualquiera de los casos, los padres tendrán que encargarse en casa de los cuidados básicos de las heridas.
Cirujanos y enfermeras son muy cuidadosos sobre el cuidado de heridas posterior a la cirugía para evitar complicaciones. Es recomendable mantener las heridas cubiertas con apósitos estériles (gasas) limpios y secos durante un mínimo de 24 horas (48 horas según algunos cirujanos), luego de lo cual pueden dejarse expuestas al aire libre sin ningún tipo de cubierta sobre su superficie. Apósitos húmedos con exceso de sangre o suero antes de cumplirse las 24 horas de la cirugía, deben ser reemplazados. Humedecer apósitos y adhesivos con suero fisiológico facilitará su desprendimiento, los cuales deben ser retirados realizando tracción de estos en la misma dirección de la cicatriz, sujetando ligeramente la piel con la otra mano para efectos de contra tracción. El uso de soluciones frías para la limpieza es muy desagradable, además que, se cree que el frío enlentece la cicatrización de la herida, por lo cual es recomendable calentarlas hasta alcanzar una temperatura de 30-35º C. La limpieza con movimientos suaves con una gasa con solución jabonosa (jabones con clorhexidina) y suero fisiológico después del baño, será suficiente para retirar sangre y suero, y evitar la contaminación de la herida. Irrigaciones a presiones elevadas pueden lesionar el incipiente tejido de granulación. Luego de lavar la herida, debe secarse suavemente, evitando deslizar la gasa sobre la misma, en cuyos puntos de sutura puede enredarse desencadenando dolor. Debe evitarse el soplado de la herida con la boca para evitar su contaminación con gérmenes normalmente presentes en ésta. El uso de limpiadores cutáneos, alcohol, peróxido y jabones yodados, pueden dañar el tejido de la herida y demorar su cicatrización, además de irritar la piel; por lo que no son recomendables. Algunos cirujanos recomiendan aplicar lociones, cremas cicatrizantes o antibióticos sobre la herida, aunque su utilidad no se ha demostrado, además que, pueden favorecer el desprendimiento demasiado pronto de adhesivos, en caso de que se decida no dejar la herida expuesta. En niños pequeños, en ocasiones es imposible dejar la herida expuesta por su tendencia a rascar y/o hurgar la misma, lo que hace necesario colocar apósitos. Las costras pueden producir picazón, en cuyo caso, el rascado puede desprender la nueva piel, lo que retarda el tiempo de curación y favorecerá una cicatriz menos estética. Especial atención debe prestarse en niños que no controlan esfínteres (fecal o urinario) en cirugías realizadas sobre los genitales o la ingle, debido a la alta probabilidad de contaminación de estas o de sus apósitos con heces u orina. La colocación de telas adhesivas impermeables sobre heridas limita la contaminación. El cambio seguido de pañales y la limpieza cuidadosa de la herida cada vez que se evidencie su contaminación es de utilidad.
Es importante verificar siempre si el apósito está sucio, si la herida tiene mal olor o libera pus, o hay dolor excesivo, aumento del calor, hinchazón, enrojecimiento o fiebre asociada, síntomas que traducen infección, en cuyo caso, debe drenarse la colección e irrigar con abundante solución por parte del cirujano (muchas veces bajo sedación o anestesia general), para luego cambiar vendajes 1 o 2 veces al día hasta que desparezcan los signos de infección, momento en que los padres pueden retomar los cuidados de la herida. En heridas infectadas, además de la administración de antibióticos por la boca o la vena, algunos cirujanos indican pomadas con antibióticos sobre estas 2 veces por día, durante 7 días o más, de acuerdo con el grado de contaminación. La infección de la herida suele acompañarse de dehiscencia de sus bordes y generalmente compromete los resultados cosméticos.
Retiro de puntos
Los cuidados de la herida continuarán con el retiro de los puntos de sutura colocados para mantener los bordes de piel afrontados, lo cual también puede lograrse con grapas, cintas adhesivas o, pegamentos o colas biológicas.
Suturas. Para evitar el dolor que produce el retiro del material de síntesis (suturas) y la ansiedad que esto produce en los niños, la mayoría de los cirujanos utilizan hilos de sutura que el cuerpo absorbe gradualmente después de varias semanas. En caso contrario, el médico retirará los puntos de sutura o las grapas superficiales al cabo de 7 a 10 días.
Algunos cirujanos, sobre todo los de adultos, no siempre cierran las heridas si existen posibilidades de que la herida esté contaminada o, cuando se trata de mordeduras animales, para facilitar su limpieza, bajo el entendido que, de cerrar heridas contaminadas, podrían retenerse bacterias en su interior que, podría conducir a una infección. En niños, esta práctica es poco aceptada, debido al fuerte impacto que provoca sobre estos y sus padres la herida expuesta.
Cintas adhesivas. Las cintas adhesivas (Steri-Strip) pueden usarse sobre la piel para cerrar la incisión, luego de aproximar con puntos las capas más profundas. Algunos cirujanos las utilizan luego de retirar los puntos de sutura, para proporcionar soporte adicional para las heridas y garantizar que los bordes permanezcan unidos hasta lograr la cicatrización completa. Dichas cintas pueden ser retiradas después de 7 días o esperar hasta que se desprendan por sí solas.
Cierre de heridas con cola quirúrgica. El pegamento forma una película adhesiva que se seca al contacto con el aire en pocos segundos, provocando la fusión de los bordes de la herida en forma tan efectiva como los puntos de sutura, el cual desaparece de forma espontánea al cabo de 1 o 2 semanas. Este pegamento genera menor reacción a cuerpo extraño que las suturas, se asocia a tasas de infección más bajas aún en heridas contaminadas y evita las molestias provocadas por el retiro de los puntos de sutura. No es necesario colocar vendajes sobre la herida, aunque estos previenen que el niño toque el pegamento. No deben aplicarse cremas en la herida hasta que el pegamento se desprenda, ni deben realizarse baños de inmersión al menos durante 7 días.
Prevención de cicatrices poco cosméticas
El cirujano siempre intentará realizar incisiones que cicatricen con el mejor aspecto estético posible, tratando de ocultarles en los pliegues naturales de la piel o, en la cicatriz umbilical cuando se emplea este abordaje (hernias umbilicales, estenosis pilórica, etc.). Los cuidados técnicos durante la cirugía, tales como; evitar maltratar los bordes de piel, técnicas quirúrgicas estilizadas y material de síntesis apropiado empleado también favorecen la adecuada cicatrización. La cicatrización viciosa se ve influenciada por localización y tamaño de la herida, tipo de piel, edad y existencia de infecciones. Evitar tensar, rascar o hurgar la herida favorece mejores resultados cosméticos. El aspecto final de la cicatriz puede apreciarse cerca del 6° mes de la cirugía; antes de ello pasa por varias etapas; al principio eritematosa, luego lucirá gruesa durante algunos meses y finalmente será casi imperceptible. La aplicación de cremas con esteroides, hidratantes o con vitamina E, 1 o 2 veces al día durante 4 a 6 semanas después de retirar los puntos, puede mejorar el aspecto cosmético de la cicatriz. La protección a la luz solar directa durante los primeros 6 meses posteriores a la cirugía, en particular en heridas quirúrgicas en el rostro, minimizará la cicatriz. Esto puede lograrse haciendo que los niños permanezcan bajo la sombra, o cubriendo la zona de la herida con ropa o, usando filtros de protección solar. Los queloides no son tan frecuentes en niños como en adultos; su aparición es susceptible a ser tratados de múltiples formas (cirugía, infiltración de esteroides, laser, etc.).