El dolor en los testículos es una molestia que puede experimentar cualquier hombre en algún momento de su vida. Cuando este dolor persiste durante tres meses o más, ya sea de forma continua o intermitente, y limita las actividades diarias, se denomina orquialgia u orquidinia crónica o, dolor testicular crónico.
En los niños, esta condición es menos comprendida que en los adultos, lo que presenta desafíos tanto para médicos como para padres al tratar de entenderlo y tratarlo. Afortunadamente, en la mayoría de los casos, el dolor desaparece espontáneamente en pocas semanas o puede ser aliviado con analgésicos y medidas simples. Sin embargo, es crucial descartar la presencia de enfermedades subyacentes que puedan requerir intervención quirúrgica, ya que el tratamiento tardío podría causar daño testicular. Por lo tanto, es fundamental estar atentos y consultar a especialistas en cirugía pediátrica cuando este persiste. Ellos podrán investigar las posibles causas y determinar el tratamiento más adecuado.
El dolor testicular crónico suele ocurrir entre los 12 y 15 años, aunque también puede presentarse en menores de 10 años, pero es menos común. A menudo, se piensa que es causado por los “dolores de crecimiento” debido al rápido aumento en el tamaño de los testículos durante la pubertad temprana. Usualmente es de intensidad leve a moderada y puede afectar uno o ambos testículos al mismo tiempo.
Los niños suelen describirlo como una molestia constante o sorda, sin aumento en el volumen o cambios en la forma o posición del testículo. Los síntomas en el paciente pueden empeorar con el ejercicio, al estar de pie durante mucho tiempo o con ciertos movimientos específicos.
Los factores emocionales pueden desempeñar un papel significativo en la aparición del dolor testicular crónico, que a veces se origina en otras partes del cuerpo, como el abdomen, la ingle o la espalda baja. En algunos casos, estas manifestaciones están relacionadas con problemas como el estreñimiento o dificultades para orinar.
El diagnóstico lo puede realizar el médico mediante un examen físico completo y puede utilizar el ultrasonido y un examen de orina para asegurarse de que no haya problemas graves.
La mayoría de los casos de dolor testicular crónico se tratan inicialmente con métodos simples y conservadores. Esto incluye usar ropa interior ajustada o suspensores testiculares, aplicar compresas frías o calientes en el área dolorida, y tomar analgésicos o antiinflamatorios. Además, es importante tratar cualquier problema emocional que el niño pueda tener, ya que la ansiedad o la depresión pueden contribuir al dolor.
La cirugía rara vez se recomienda, a menos que se identifique una causa específica que pueda corregirse mediante una intervención quirúrgica.