Enfermedades que afectan las vías urinarias

Las malformaciones del tracto urinario reúnen un grupo complejo de enfermedades, las cuales pueden afectar desde el riñón hasta la uretra. La hidronefrosis (dilatación de los riñones fetales por acumulación de orina), es la afección más común detectada por el ultrasonido obstétrico, representando el 50% de todas las anomalías, con una incidencia de 1 por cada 100 a 500 fetos. Esta alta incidencia respalda la importancia del cirujano/urólogo pediatra en la asesoría prenatal. La dilatación del tracto urinario puede constituir una variante normal transitoria del tracto urinario, pero, en un tercio de los casos, puede persistir y adquirir importancia clínica. Afortunadamente, la mayoría de los niños con hidronefrosis, crecen sanos y llevan una vida saludable, incluso los que requieren cirugía para su corrección.

El sistema urinario generalmente se evalúa a través del ultrasonido prenatal durante el segundo trimestre del embarazo (entre las semanas 19 y 21); el médico debe determinar si es un hallazgo fisiológico o, existe una patología grave con riesgos de deterioro renal. La acumulación severa de orina y la presencia de múltiples quistes en ambos riñones, la dilatación de la vejiga (sobre todo en fetos del sexo masculino), son hallazgos adversos para el pronóstico, más aún cuando son evidenciados en fetos muy prematuros. La evaluación del sistema urinario también debe incluir el volumen de líquido amniótico (líquido que rodea y amortigua al feto en desarrollo en el útero materno); cuya disminución importante (oligohidramnios), traduce enfermedad grave de ambos riñones, y afecta el desarrollo de los pulmones fetales, motivos que pueden obligar a descomprimir las vías urinarias del feto en el segundo trimestre del embarazo. A pesar de realizarse este procedimiento, no siempre se obtiene respuesta a la terapia y, por otro lado, estos abordajes conllevan un riesgo considerable de pérdida fetal, infecciones del líquido amniótico y partos prematuros. En fetos demasiado enfermos, en quienes ambos riñones no se formaron, o se encuentran sustituidos por múltiples quistes (sin ningún grado de funcionalismo), con mínima posibilidad de sobrevida, y riesgos de comprometer a la madre, la interrupción del embarazo parece representar el tratamiento de elección. No se recomienda adelantar el nacimiento en fetos con hidronefrosis, excepto en presencia de anomalías extrarenales que comprometan la vida del niño o la madre.

Después que el paciente nace, el urólogo pediatra solicitará varias pruebas de laboratorio y estudios por imágenes, para determinar el tipo y el grado de afectación de la lesión antes de decidir la corrección quirúrgica; cuya indicación es diferente para cada niño y dependerá de la gravedad de la enfermedad. Muy probablemente, mientras se realizan dichos estudios, se decide y planifica la operación, el niño recibirá antibióticos administrados por la boca en dosis bajas todos los días, para prevenir infecciones que puedan deteriorar aún más los riñones y/o comprometer su vida.

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