Se caracteriza por la introducción de un segmento intestinal dentro de la luz del segmento inmediatamente distal (Figura N° 1). Se presenta con mayor frecuencia durante el primer año de vida, en particular entre los 4 y 10 meses de edad. Es una enfermedad relativamente frecuente; con mayor incidencia en varones. La invaginación intestinal se inicia en la parte más distal del intestino delgado, cercana al intestino grueso, para luego progresar dentro de la luz de éste, por efecto de los movimientos intestinales. La causa que produce la enfermedad es desconocida, apenas en el 5% se identifica una causa anatómica (ganglios inflamados, divertículos, tumores, etc.) que la origine. Se cree que diarreas, factores infecciosos intestinales y generales, factores dietéticos (paso de lactancia materna a leches industrializadas), sobrepeso, variaciones estacionales e inmunizaciones contra el rotavirus, predisponen a invaginación del intestino cuando no existen lesiones demostrables. La sobrevida en esta entidad es cercana al 100% cuando los pacientes consultan en forma oportuna, no así en niños con retrasos en el diagnóstico y la terapéutica, quienes están predispuestos a sufrir complicaciones infecciosas y quirúrgicas.La invaginación, además de provocar la obstrucción de la luz intestinal, producirá gangrena de la pared de no ser corregida la condición rápidamente. Los síntomas clásicosincluyen; llanto inconsolable debidos a cólicos intestinales, vómitos de alimentos seguidos de contenido de bilis, aumento de la superficie del abdomen y evacuaciones con moco y sangre, conocidas como “evacuaciones en jalea de grosella” (Figura N° 2).
Al examen clínico, es frecuente ver niños con peso por encima de lo normal, cuya flexión de miembros inferiores, coincide con episodios de expresiones características de dolor. Al inicio de los síntomas; los niños lucen sanos, sin embargo, a medidas que la enfermedad progresa, se produce deshidratación, fiebre y colapso. La exploración abdominal descubre con frecuencia una tumoración en el abdomen.
El diagnóstico es realizado en forma casi exclusiva a través de la historia clínica, el cual puede confirmarse a través del ultrasonido. En países tropicales, la invaginación es confundida con frecuencia con enfermedades infecciosas o parasitarias (disentería amebiana).
El tratamiento consiste en corregir la deshidratación y descomprimir el intestino con una sonda hasta el estómago previo a la corrección de la obstrucción, lo cual puede ser realizado a través de cirugía o, en forma no operatoria con tasas de éxitos elevadas, cuando el niño consulta en buenas condiciones con pocas horas de evolución, a través de reducciones con aire o líquidos por el ano.