Representan una entidad infrecuente, cuya prevalencia es significativamente más alta a partir de los 9 años. Las microlitiasis consisten en depósitos de hidroxiapatita (componente natural del hueso), dispersos difusamente en el parénquima testicular. Aunque de origen desconocido, se ha relacionado con otras condiciones benignas, como; torsión testicular y de hidátides y varices en los testículos (varicoceles). La asociación a testículos no descendidos y a malformaciones congénitas de los mismos (disgenesia gonadal), alteraciones cromosómicas (síndromes de Down y de Klinefelter), infertilidad e historia previa de cáncer testicular, parecen predisponer a malignidad. En pacientes con síndrome de Down el riesgo de cáncer es 50 veces mayor.
Síntomas. El hallazgo generalmente es casual, evidenciado en ultrasonidos testiculares solicitados por motivos no relacionadas. No existen síntomas y signos clínicos que permitan identificar esta condición; pocos pacientes manifiestan dolor en los testículos (orquialgia).
Diagnóstico. Es realizado a través del ultrasonido que muestra múltiples focos puntiformes que se corresponden con calcificaciones (Figura N° 1).
Tratamiento. Ante ausencia de factores de riesgo de malignidad, el control a largo plazo en adolescentes parece ser innecesario. En caso contrario, el seguimiento del paciente debe ser cercano y a largo plazo. El cirujano examinará al paciente periódicamente y solicitará ultrasonido testicular cada 6 a 12 meses, además de, tomografía computadorizada de abdomen y tórax ocasionalmente. Debe estudiarse el semen (espermograma) en adultos jóvenes portadores de esta entidad, ya que, en ellos es frecuente la intertilidad. Debe entrenarse al paciente a realizar el autoexamen testicular rutinariamente a partir de los 15 años, ya que, cuando ocurre malignización, se presenta a partir de esa edad. La toma de biopsias y la extirpación de testículos, no es indicada mientras no se demuestren lesiones tumorales.
